En realidad, mi viaje a Sicilia empezó
hace muchos años…bastantes diría. Desde la visión de “El
Gatopardo”, o de haber oído historias en la adolescencia, o por
las mil noticias que circulan de la isla, desde siempre, y no todas
agradables. Pudimos concretarlo ahora, con mi mujer y una pareja
amiga de toda la vida con quienes compartimos ya varios viajes. Desde
Noviembre, que cerramos el periplo, estoy (y digo estoy, porque así
sigo) entusiasmado y feliz leyendo todo lo posible y pensando en todo
lo que vería, degustaría y disfrutaría en esa isla tan particular.
Ahora puedo decir que las expectativas se cumplieron y que me ha
sabido a muy poco, que hubiera necesitado más tiempo para disfrutar
y entender todo. Por eso también digo que mi viaje a Sicilia, aún
no terminó, y que espero que continúe.
Fue acertado seguir el consejo de
Giovanni de Trinakria Tours y contratar el Streat Palermo Tour, 4 horas de
caminar por los tres mercados de la ciudad, comer en ellos, pasear
por los principales lugares del centro, guiados por Naida, muy
profesional y majísima. La taberna Azzurra constituyó un punto
álgido de la visita!!! Quattro Canti y Piazza Pretoria son sitios
para pasar muchas veces, que fue lo que hicimos, sobre todo por la
fontana de “La Vergogna”. El B&B que nos reservaron Boris y
Giovanni, estaba en pleno centro y eso nos facilitó mucho los
desplazamientos. Simona, su propietaria se ocupó de darnos toda la
información que le requeríamos y además llevó la responsabilidad
del reclamo diario ante el retraso en la entrega de un maleta por
parte de Vueling (por cierto, horribles los espacios entre asientos
de sus aviones!!!), por lo que le estoy muy agradecido a ella y a su
marido. Esa primera noche, las pizzas de Schiticchio en Piazza
Marina nos hicieron olvidar el cabreo.
El teatro de I Pupi de Cuticchio fue
otro encuentro muy agradable con el arte popular siciliano, tanto
como el callejear y encontrar de repente una fachada espectacular, o
una fuente histórica, o un vicolo completamente derruido y
decadente. Siempre rodeados de gente muy amable y que ante cualquier
pregunta, incluso mirada, venían amigablemente a socorrer nuestras
dudas de turistas. Conocimos la passeggiata del domingo tarde en Via
Maqueda, el esplendor del teatro Massimo, la pasta a la anchoa, la
Capilla Palatina, la catedral de Monreale en domingo de ramos,
abarrotada de feligreses, el sirocco imponente y la pasta con
sardinas en Cefalu, la lluvia y el viento en Mazara del Vallo y sus
calles con letreros de cerámica y el Sátiro de bronce que parecía
que nos bailaba alrededor, los vinos de Marsala en La Sirena Ubriaca
junto al recuerdo de Garibaldi y sus camisas rojas, la placidez
provinciana de Trapani y el atardecer en sus salinas, y el funicular
a Erice… y de nuevo los cannolis al acecho, en Pasticceria
Maria!!!... y el mar, siempre el mar que lo abraza todo y que es de
un azul imponente en San Vito Lo Capo.
Si bien Giovanni me había advertido
que eran las normales, luego de leer las condiciones de alquiler de
Maggiore daban ganas de acercarse a la machina con un abogado o algo
así, pero al final fue todo muy bien con la 500, la recogida y la
entrega. También fue muy típica la salida a las calles de Palermo,
quedando enseguida atrapados en un atasco consistente, dando vueltas
en redondo y metiendo el morro como desafiando a ver quién tiene más
valor en frenar el último…. Pero al fin, enfilamos para el
interior, Altofonte, Piana d. Albanesi, Ficuzza, Corleone, San
Giuseppe Jato, Partinico, Alcamo y Caltellamare del Golfo, aquí fue
donde, en lugar de los cannolis tuve la provocación de las
Cassatelle di Ricotta de La Sorgente….mamma mía!!!
Todo ese Oeste Siciliano, lo hicimos
con base en una casa rural cerca de Marsala. Y esto merece una mención especial!!
Gracias Boris y Giovanni por hacernos llegar a este lugar tan bonito,
confortable, familiar y lleno de pequeños detalles de buen gusto por
todos los rincones. Pero sobre todo por la calidez y cercanía de
Antonio y su mujer, que nos recibieron y atendieron como quien lo
hace con un “nuevo amigo de siempre”. Desde el vino a la llegada,
a las charlas en el desayuno y las cenas entrañables de peces
comprados a la mañana en el mercado y cocinados y servidos por esta
familia. No daban ganas de salir a pasear, sino quedarse a leer en
alguno de sus salones, o en el porche, o simplemente caminar por el
jardín y sentarse bajo ese sol aún otoñal. Ni siquiera faltó la
copita final de grappa que mi amigo Salvador (ahora Salvatore) se
encargaba de reclamar a diario.
E ya, el último día rumbo al
aeropuerto, pero antes una parada en Segesta para llevarnos
definitivamente la imagen de ese esplendor en la montaña, como una
cachetada de majestuosidad.
En el aeropuerto, bajo la mirada de
Falcone y Borselino, y en su recuerdo, el último expresso, y como
no… el cannoli de la partida!!
Alla prossima!!!!
Estamos a un mes de nuestra partida hacia Italia, y buena parte del viaje se la dedicaremos a Sicilia. Buscando información encontré este maravilloso relato. Gracias por compartir tu experiencia con tanta pasión.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina!
Pablo
Buen Viaje Pablo, que lo paséis lindo :-)
EliminarHola Pablo, me alegro que mis palabras hayan sido apasionadas para Uds. Espero que disfruten del viaje como nosotros!!!...seguro que si!! Saludos de uno de Rosario, que vive en Málaga, desde hace mucho!!
ResponderEliminarHola, estamos buscando alojamiento por la zona de Trapani o Marsella, ¿nos podría decir el nombre de la casa rural cerca de Marsala?
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con usted sobre los canolis ;-)
Hola Penelope, mira nuestro catalogo de alojamientos en Trapani (http://www.shinesicily.com/Zona-Palermo-y-Trapani.asp?lang=esp) o contáctanos a info@shinesicily.com.
EliminarLa Portazza
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